martedì 1 marzo 2011

Tekkon kinkreet!

El director japonés-estadounidense Michael Arias fue el encargado de trasladar el manga de Taiyou a la gran pantalla.
Kuro y Shiro (Negro y Blanco) cobra vida de la mejor manera posible.
No puedo dejar de mencionar de antemano la brillante banda sonora de la mano del dúo británico Plaid; en resumen, “Tekkon Kinkreet” es una excelente película de animación basada en una obra maestra.
El distrito de los gatos, pero no son los típicos gatitos que se acicalan y hacen sus necesidades en un cajón de arena. No, ellos son dos gatos callejeros, pero no maullan. Bueno, Shiro (Blanco) a veces maulla. Kuro y Shiro (Negro y Blanco) son niños de la calle, huérfanos que deciden tomar las riendas de su vida delinquiendo.
Su territorio es el Distrito del Tesoro. O lo que es lo mismo, Tekkon Kinkreet dónde solo se conoce el lenguaje de la violencia... ¡Bienvenidos a Tekkon Kinkreet! Tengan cuidado con sus carteras.


El manga de Matsumoto Taiyou nos muestra las complicadas e irreales vivencias de esta singular pareja. Shiro (Blanco) es un niño cuyo cuerpo ronda los diez años pero su cabeza no ha pasado de los cuatro. Su infinita imaginación e inocencia contrarresta con la crueldad del mundo en el que se mueve. Tiene mil y un gorros de animales y colecciona los relojes que roba a los viandantes. Ese es su tesoro. Sus mayores logros son saber contar hasta diez, hacer canciones para todo hecho que le ocurra a lo largo del día y le mejor patada del universo. Su falso hermano Kuro es su protector, un chaval tan sediento de sangre como de cariño que hará todo lo posible para proteger su barrio ante los nuevos especuladores.
Su mayor certeza es que está muerto por dentro y su mayor apoyo una tubería con la que reventar cráneos. Kuro y Shiro. Yin y yang. Negro y Blanco, cuyo símbolo se ve perfectamente en la camiseta de uno de ellos en un momento de la película casi subliminalmente.
Taiyou ha creado un mundo demencial y cruel en el que sólo se pueden seguir dos posturas: la tensa calma de Shiro o el golpe de tubería de Kuro. Un mundo violento en el que no cabe ser condescendiente o apiadarse de nadie. Mucho menos de nuestros dos protagonista si es que no queremos terminar con una buena herida en la cabeza y sin reloj.
Una película que relata, en ultima instancia los dos polos opuestos y como se crea el equilibrio perfecto casi dependiente de ambos.



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