martedì 22 marzo 2011

La Ocasión la Pintan Calva



Es curioso pensar que muchas cosas de las que creemos que tienen su origen en el saber popular tienen, en realidad, una génesis más antigua y erudita. El Kairos, concepto griego que identifica la idea abstracta de la "ocasión" fue representado por artistas como Lisipo de quien se conoce una escultura en bronce sobre la cual Calístrato realiza una écfrasis en sus "Descripciones":

“Era la ocasión un muchacho que resplandecía con la luz de la juventud. Se mantenía en equilibrio con la punta de los pies sobre una esfera y había alas en sus talones. La nuca se encontraba libre de rizos, dejando ver tan sólo un incipiente brote de cabello; las alas aludían a su rapidez ya que va rodando por toda la eternidad; su belleza juvenil aludía al hecho de que la belleza es siempre ocasional y de que la ocasión es la única creadora de Belleza. Los mechones hacen alusión al hecho de que cuando está cerca, hay que cogerla por los pelos”.


Y esto último es lo que da lugar a esa expresión. Posteriormente esa idea de Kairos será ligada a la "Fortuna" como una idea efímera. La ocasión hay que agarrarla rápidamente porque es tan frágil como ese equilibrio que el muchacho logra sosteniendo la balanza con un cuchillo, un transcurso de tiempo ínfimo en el que hay que estar.

Foto: Relieve de la "Ocasión". Francesco Salviati, Palacio Sacchetti (Roma).

domenica 13 marzo 2011

2666




Las lecturas que atrapan invitan a la escritura. Roberto Bolaño no solo te atrapa sino que representa una literatura integral, te introduce en un ambiente cambiante viajero, escritura de paisajes y personajes que se viven pero no se pueden tocar. Historias que maginificas porque te llevan al extremo, te tensionan. Ahora estoy enfrascado en su libro "2666" una novela que estaba pensada para ser cinco pero editada en una sola por deseo de los herederos de Bolaño. Eran cinco libros porque el autor chileno quería dejar una herencia holgada y en ellos se nota la escritura rápida pero magistral. La literatura integral tensionada pero conducida en un caudal que te sumerge (maldito tsunami que está de tanta actualidad, incluso en el subconsciente).

Es una literatura llena de imágenes. Al leer cada noche, haciendo el esfuerzo por no dormirme, las imágenes me pueden. En ese momento antes de caer en el sueño, cuando la retentiva es máxima, cuando acaba el día y estoy apunto de cerrar hasta el día siguiente, estas imágenes cobran más realidad si cabe provocando incluso miedo. Un miedo al que vuelvo cada noche por ser placentero por ser literatura vivida, por invitar a escribir aunque sepa que nunca podría hacerlo así.

"En el patio cuadriculado llovía, el cielo cuadriculado parecía el rictus de un robot o de un dios hecho a nuestra semejanza, en el pasto del parque las oblicuas gotas de lluvia se deslizaban hacia abajo pero lo mismo hubiera significado que se deslizaran hacia arriba, después las oblicuas (gotas) se convertían en circulares (gotas) que eran tragadas por la tierra que sostenía el pasto, el pasto y la tierra parecían hablar, no, hablar no, discutir, y sus palabras inteligibles eran como telarañas cristalizadas o brevísimos vómitos cristalizados, un crujido apenas audible, como si Norton en lugar de té aquella tarde hubiera bebido una infusión de peyote."

Roberto Bolaño. "2666"

mercoledì 2 marzo 2011

Mo' Roots


Desempolvando la discoteca me he vuelto a encontrar con un genio, que sonará bastante a todos los asiduos al Naviglio. Su disco Mo' Roots es uno de esos que se terminan llamando imprescindibles, aunque tratándose del grande Maceo Parker no creo que ese calificativo pueda restringirse sólo a un disco.
Según él, su estilo se puede considerar un 2% de Jazz y 98% de Funk, sinceramente me parece que este alquimista ha dado con una fórmula que satisface a más de uno.

martedì 1 marzo 2011

Estoy "Rouco" de repetirlo


¡NO USÉIS EL FORO! Tampoco las redes sociales, no os comuniquéis con los medios actuales. ¡Vivid en el oscurantismo! de este modo estaréis más cerca del Reino de Dios, seréis felices y más fácilmente manipulables.
Estas deben ser las doctrinas de la Conferencia Episcopal Española, que hace unos días emitió ideas similares por boca de su presidente Antonio María Rouco Varela -por otra parte hoy reelegido de nuevo como pastor de pastores de la Fe en España.
Este señor parece ser el vivo ejemplo de los compases vividos por el catolicismo español en los últimos tiempos. Con esa visión anacrónica lleva a la Institución, que cada día cuenta con menos simpatías, a un punto cercano al no retorno: despegado de la realidad social, de los nuevos canales de expresión y de expansión del conocimiento.
Parece que el catolicismo se asusta, como siempre ha hecho, de la innovación. Está más cómodo en sus posturas inmovilistas y casi involucionistas. Es partidario de un bajo perfil intelectual de la sociedad con el fin obvio de poder imponer sus tesis; se niega a aceptar los nuevos modelos de sociedad y, lo peor de todo, es que tratan de imponerlo al resto del país pues siguen sin asumir que el poder lo perdieron (al menos de derecho) hace tiempo.
Pero tranquilos, que lejos de pensarse equivocados, o al menos reflexionar sobre ello, nos acusan de relativistas (espero que sea moralmente), pues según lo que yo puedo afirmar, es claro que la realidad cambia en función de las situaciones que la rodeen. Existen muy pocos hechos irrefutables, ni si quiera aquellos empírico-científicos que nos vendieron como universales. O a caso alguien me puede decir que la física Newtoniana no es cierta, y si es así, ¿por qué se tuvo que recurrir a la Cuántica?; son dos realidades que en sus condiciones se cumplen casi escrupulosamente.
Pues bien, como en otras ocasiones debo decir que ya vamos siendo mayorcitos, que non necesitamos faros que iluminen nuestros caminos ni que emborronen nuestras ideas y que se dediquen a hablar sólo de sus fieles y no hagan extensibles sus intervenciones a todos nosotros con ese papel paternalista que ya les viene grande.
Y mientras tanto en este país la CEE y el catolicismo sigue contando con tratos de favor que harían sonrojarse a cualquiera, pero eso ya es otra historia...


(imagen de El País.com)

Guía del opositor...




Tekkon kinkreet!

El director japonés-estadounidense Michael Arias fue el encargado de trasladar el manga de Taiyou a la gran pantalla.
Kuro y Shiro (Negro y Blanco) cobra vida de la mejor manera posible.
No puedo dejar de mencionar de antemano la brillante banda sonora de la mano del dúo británico Plaid; en resumen, “Tekkon Kinkreet” es una excelente película de animación basada en una obra maestra.
El distrito de los gatos, pero no son los típicos gatitos que se acicalan y hacen sus necesidades en un cajón de arena. No, ellos son dos gatos callejeros, pero no maullan. Bueno, Shiro (Blanco) a veces maulla. Kuro y Shiro (Negro y Blanco) son niños de la calle, huérfanos que deciden tomar las riendas de su vida delinquiendo.
Su territorio es el Distrito del Tesoro. O lo que es lo mismo, Tekkon Kinkreet dónde solo se conoce el lenguaje de la violencia... ¡Bienvenidos a Tekkon Kinkreet! Tengan cuidado con sus carteras.


El manga de Matsumoto Taiyou nos muestra las complicadas e irreales vivencias de esta singular pareja. Shiro (Blanco) es un niño cuyo cuerpo ronda los diez años pero su cabeza no ha pasado de los cuatro. Su infinita imaginación e inocencia contrarresta con la crueldad del mundo en el que se mueve. Tiene mil y un gorros de animales y colecciona los relojes que roba a los viandantes. Ese es su tesoro. Sus mayores logros son saber contar hasta diez, hacer canciones para todo hecho que le ocurra a lo largo del día y le mejor patada del universo. Su falso hermano Kuro es su protector, un chaval tan sediento de sangre como de cariño que hará todo lo posible para proteger su barrio ante los nuevos especuladores.
Su mayor certeza es que está muerto por dentro y su mayor apoyo una tubería con la que reventar cráneos. Kuro y Shiro. Yin y yang. Negro y Blanco, cuyo símbolo se ve perfectamente en la camiseta de uno de ellos en un momento de la película casi subliminalmente.
Taiyou ha creado un mundo demencial y cruel en el que sólo se pueden seguir dos posturas: la tensa calma de Shiro o el golpe de tubería de Kuro. Un mundo violento en el que no cabe ser condescendiente o apiadarse de nadie. Mucho menos de nuestros dos protagonista si es que no queremos terminar con una buena herida en la cabeza y sin reloj.
Una película que relata, en ultima instancia los dos polos opuestos y como se crea el equilibrio perfecto casi dependiente de ambos.



Los Western se ponen de moda...

Corren rumores sobre el próximo largometraje de Quentin Tarantino:
http://blogs.elpais.com/version-muy-original/

Recordando a Mersault...

Estos días tuve la oportunidad de ver la película "La Haine" (El Odio, 1995) de Mathieu Kassovitz; como muchos saben narra como trascurre la vida en un barrio marginal de París desde la perspectiva de tres amigos adolescentes. Se puede ver como la violencia, el deambular por la ciudad y los conflictos con la policía están a la orden del día.
Para todos los que no hayan visto la película la recomiendo sin duda; está hecha de una forma descriptiva pero a la vez , sin llegar a posicionarse, recorre diferentes perspectivas en la piel de los protagonistas y cómo se desarrolla su vida cotidiana dentro de este contexto.

A propósito de este estudio sociológico que retrata el autor sobre la realidad que viven los jóvenes marginados o en situación precaria (por ejemplo familias desestructuradas), surge el debate en el trasfondo de estas cuestiones; en ultima instancia refiriéndonos a las formas de poder, o más bien de ejecutar el poder.
La solución o respuesta a estos problemas suele ser sencilla: todas las personas que no se amoldan dentro del sistema por diferentes motivos se confinan, fuera de los barrios residenciales, en pequeñas sociedades marginales dónde se etiquetan ciertos patrones de comportamiento. "Cuesta mucho trabajo, tiempo y dinero" integrarlos dentro del sistema y por supuesto esto nunca sobra.
Citando a Foucault, en su obra "Vigilar y Castigar", es la propia condena la que se supone que marca al delincuente con el signo negativo y unívoco; publicidad, por lo tanto de los debates y la sentencia; pero la ejecución misma es como una vergüenza suplementaria que a la justicia le avergüenza imponer al condenado. El Estado encuentra su justificación creando este tipo de suburbios, pequeñas sociedades que al construirlas se sabe de antemano el desenlace y cómo la gente que vive ahí va a estar determinada a un modo de vida que no lleva a ningún sitio..."por ahora todo va bien" como se repite numerosas veces a lo largo de la película; símbolo de una caída constante sin llegar aún al suelo.
Al existir estas sociedades todo se cubre de lugares comunes sobre ellas y es ahí cuando le entra el pánico al resto de la sociedad que apoya ciertas decisiones fruto del miedo impuesto y del individualismo imperante.