sabato 4 giugno 2011

Aprender a Luchar


Ésta sí, fueron doce días y doce noches en unos montes de Galicia, con frío y lluvia y hielo y barro, y piedras como navajas, y matorrales como uñas, y breves intervalos de descanso, y más combates y ataques, y aullidos, y mugidos, la historia de una vaca que se perdió en los campos con su cría de leche, y se vio rodeada de lobos durante doce días y doce noches, y fue obligada a defenderse y a defender al hijo, en una larguísima batalla, la agonía de vivir en el límite de la muerte, un círculo de dientes, de fauces abiertas, las arremetidas bruscas, las cornadas que no podían faltar, de tener que luchar por sí misma y por un animalito que todavía no se podía valer, y también esos momentos en que el ternero buscaba las tetas de la madre, y mamaba lentamente, mientras los lobos se aproximaban, con el espinazo tenso y las orejas aguzadas. Subhro respiró hondo y prosiguió, Al cabo de doce días la vaca fue encontrada y salvada, también el ternero, y fueron conducidos en triunfo hasta la aldea, sin embargo el cuento no acabó aquí, la cosa siguió dos días más, tras los que, porque se había convertido en vaca brava, porque aprendió a defenderse, porque nadíe podía dominarla o acercársele, la vaca fue muerta, la mataron, no los lobos a los que había vencido durante doce días, sino los mismos hombres que la habían salvado, tal vez el propio dueño, incapaz de comprender que, habiendo aprendido a luchar, aquel antes conformado y pacífico animal no podría detenerse nunca más.

José Saramago. El Viaje del Elefante.

1 commento:

  1. Leer y luchar, por supuesto. Una máxima con la que poder articular una vida entera. Ese!

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