domenica 19 giugno 2011

Un fin muy loable


Después de la crisis, del gran crack que afecta al mundo. Después de este que ha sido un gran error de un sistema repugnante y caduco. Después de las agencias de tasación y del silencio cómplice e inadmisible de los políticos, todavía nos estamos preguntando qué soluciones podemos adoptar para solucionarlo.

Que nadie se preocupe, no nos vayamos a devanar los sesos, ya que a nuestra ayuda ha acudido una vez más la nunca bien ponderada ayuda de la Unión Europea, o de lo que cada vez se parece más al Cortijo de la Merkel, proponiendo una solución que satisfará al incansable mercado en modo tal que quedaremos todos maravillados. Esta no es otra que El pacto del Euro, un lobo con piel de cordero que nos van a meter con abrebocas nos guste o no.

Este inocente pacto se viste de social, buscando lo que parece un fin muy loable: la creación de empleo y reactivar el consumo interno. ¡Que bien, todo se ha solucionado!

La verdad es que este acuerdo no es más que un contrato que nos permitirá vivir un gran idilio con la Banca y los mercados, aquellos que provocaron la situación actual, que tienen el poder fáctico de arruinar países. Es un contrato que visto desde una perspectiva más pragmática busca regenerar el Capitalismo, el Liberlalismo a ultranza, o también salvar Alemania y Francia a costa de los Estados periféricos de Europa.

Nada queda ya de aquel susto inicial donde parecía que los mercados se hundirían, que los bancos perderían su capital. Nada queda de los golpes de pecho, de los compromisos en los que se juraba acabar con los paraísos fiscales. Y nada queda pues nuestros admirables banqueros siguen con sus cuentas en Suiza, siguen ganando cantidades obscenas de dinero, demostrándonos que es posible jugar con fuego y no quemarse pues a cambio se abrasarán otros. Siguen sonriendo ya que privatizaron los beneficios y socializaron las pérdidas y todos miramos para otro lado.

Pues bien en este caso la nada no es la nada, la gente se ha despertado y está en la calle reivindicando un sistema más justo que no se vuelva a construir sobre los cimientos carcomidos del Capitalismo. Muy probablemente esto no haga temblar los despachos de las cimas de sus rascacielos pero si puede desencadenar un terremoto en la consciencia colectiva ávida por devolver el poder a sus legítimos dueños: las personas.


Foto: El País

sabato 4 giugno 2011

Aprender a Luchar


Ésta sí, fueron doce días y doce noches en unos montes de Galicia, con frío y lluvia y hielo y barro, y piedras como navajas, y matorrales como uñas, y breves intervalos de descanso, y más combates y ataques, y aullidos, y mugidos, la historia de una vaca que se perdió en los campos con su cría de leche, y se vio rodeada de lobos durante doce días y doce noches, y fue obligada a defenderse y a defender al hijo, en una larguísima batalla, la agonía de vivir en el límite de la muerte, un círculo de dientes, de fauces abiertas, las arremetidas bruscas, las cornadas que no podían faltar, de tener que luchar por sí misma y por un animalito que todavía no se podía valer, y también esos momentos en que el ternero buscaba las tetas de la madre, y mamaba lentamente, mientras los lobos se aproximaban, con el espinazo tenso y las orejas aguzadas. Subhro respiró hondo y prosiguió, Al cabo de doce días la vaca fue encontrada y salvada, también el ternero, y fueron conducidos en triunfo hasta la aldea, sin embargo el cuento no acabó aquí, la cosa siguió dos días más, tras los que, porque se había convertido en vaca brava, porque aprendió a defenderse, porque nadíe podía dominarla o acercársele, la vaca fue muerta, la mataron, no los lobos a los que había vencido durante doce días, sino los mismos hombres que la habían salvado, tal vez el propio dueño, incapaz de comprender que, habiendo aprendido a luchar, aquel antes conformado y pacífico animal no podría detenerse nunca más.

José Saramago. El Viaje del Elefante.